Mi primer cumpleaños

Hace un año nació mi hija y nació su madre.  Una madre entregada pero temerosa.  En diálogo constante entre el amor y el miedo.  Instinto, cuerpo, emoción, agotamiento.  Observar, sentir, tocar.  Cabeza, expectativa, deseo, duda, creencia.  Decidir, actuar, responder.  Renunciar a controlar.  Aceptar.

Fantasmas antiguos actualizados: miedo a hacerle daño, miedo a que no me quiera, miedo a no ser capaz, miedo a no ser buena madre.  Igual que tuve miedo a no ser buena hija, buena hermana, buena sobrina, buena pareja o buena amiga.  Igual que tuve miedo a no ser querida.  

Duda constante: ¿lo estoy haciendo bien? Y haciéndolo mal en la propia duda. ¿Hasta dónde me entrego? ¿Hasta dónde me doy? ¿Hasta dónde me vacío? ¿Cómo hago para repostar amor cuando los fantasmas andan cerca? Cuando las miradas desaprobarorias y críticas los alimentan.

Soledad. 

Pero la miro a ella. Creciendo sana, activa, contenta, sociable, juguetona, exploradora, risueña, cariñosa, sin miedo. Ella cuestiona la duda y el miedo.  Ella aleja a los fantasmas.  Mirarme en el espejo y soltar lo que en él no veo.

Gracias por compartir!

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